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Conocimientos Tradicionales y Moda: Entre Apropiación y Colaboración

Escrito por María Loreto Eyzaguirre | 27-02-2025 21:24:46

Caso reciente: Falabella Perú y la controversia con la cultura shipibo-konibo

La transnacional Falabella, a través de su filial peruana Saga Falabella, realizó una colaboración con la influencer de moda peruana Anís Samanez para la comercialización de su colección. Esta incorporaba estampados basados en diseños propios de las expresiones tradicionales de la cultura amazónica peruana shipibo-konibo. Posteriormente, durante el conversatorio peruano de slow fashion “Orígenes 2024”, Samanez, en un confuso agradecimiento, criticó a las artesanas de la etnia shipibo-konibo por no querer compartir sus conocimientos tradicionales de forma gratuita, a cambio de su experiencia en diseño. Estas declaraciones, lamentablemente respaldadas en desafortunados términos por José Forteza, editor de Vogue México y Latinoamérica, generaron un fuerte rechazo y acusaciones de apropiación cultural.

La apropiación cultural: ¿Un problema creciente en la moda?

 

Las acusaciones de apropiación cultural en la industria de la moda, no es nueva, y me parece que serán cada vez más frecuentes. A medida que las instituciones internacionales que se dedican a la protección de la propiedad intelectual avanzan en proteger los derechos de propiedad intelectual de los pueblos originarios y comunidades tradicionales, la línea entre uso legítimo e indebido se define con mayor claridad. Esto deberá obligar a los países miembros de estas instituciones a tomar las medidas recomendadas para su protección, un ejemplo es el trabajo del Comité Intergubernamental sobre Propiedad Intelectual y Recursos Genéticos, Conocimientos Tradicionales y Folclore (CIG) de la OMPI, que busca establecer acuerdos internacionales para proteger estos activos intangibles.

 

Carolina Herrera: Del error al ejemplo de colaboración

 

En 2019, la Casa de Modas Carolina Herrera, enfrentó críticas con su colección Resort 2020, que incluía diseños claramente inspirados en comunidades mexicanas como los bordados otomíes y los patrones de Saltillo. La Secretaría de Cultura de México de la época Alejandra Frausto a través de una carta acusó a la marca de beneficiarse de técnicas y tradiciones indígenas sin dar crédito ni compensación. Wes Gordon, Director Creativo de la marca señaló en su oportunidad “estamos viviendo un gran ajuste social en cuanto a cómo hablamos del género, la cultura y la identidad”, añadió. “Estas son discusiones importantes que se deben tener y nos tomamos esto muy en serio”. 

 

Imagen: Carolina Herrera.

Cuatro años después, la colección Resort 2025 de Carolina Herrera en manos del mismo Director Creativo Wes Gordon, refleja un cambio de enfoque. Con México como eje, la marca colaboró directamente con artesanas mexicanas como Virginia Arce y Jacqueline España. Estas mujeres se incorporaron a los procesos creativos integrando bordados oaxaqueños y cerámicas talavera en piezas únicas. La página web de la marca dedica un espacio a explicar esta colaboración, rindiendo homenaje a la autenticidad artesanal y destacando la importancia del trabajo en conjunto, bajo el título “homenaje a la artesanía de México, a través de una colaboración con cuatro mujeres”.

 

Imagen: Carolina Herrera

Las lecciones

La evolución de Carolina Herrera subraya una tendencia clave: el futuro de la moda y los proyectos creativos se encuentra en la colaboración respetuosa y justa con las comunidades de las que se inspira. Este enfoque no solo fortalece la autenticidad del producto, sino que también cumple con estándares éticos y legales.

En este aspecto cito las palabras de la periodista de New York Times Vanessa Friedman, quien a propósito de las críticas recibidas por Carolina Herrera el 2020, señaló: “en nuestro mundo tan conectado, quienes terminan por dar indirectamente esa “inspiración” se dan cuenta de ello como no lo hacían antes y consideran que el resultado es menos un tributo y más un robo. Además, sí lo están expresando en esos términos. Porque aquellos diseños inesperados en realidad son el vocabulario básico de alguien más. Solamente porque no pertenezca a una marca específica no significa que pueden ser tomados sin más.” 

Volviendo al caso shipibo-konibo, es importante recordar que en 2008, la UNESCO reconoció como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad el arte Kené, compuesto por los diseños de esta etnia. Más que simples patrones, representan la cosmovisión y un recurso económico clave para muchas familias de la comunidad. Finalmente el revuelo causado motivó a Falabella a retirar de sus vitrinas y cadena de distribución la colección en cuestión.

Estos casos son una llamada de atención sobre la importancia de proteger y respetar los derechos de propiedad intelectual de las comunidades locales tradicionales e indígenas, constituye una valiosa oportunidad que radica en la posibilidad de trabajar  con las personas que integran estas comunidades, y no sólo tomar prestado, el trato igualitario en términos financieros y creativos es lo que nos llevará justamente por un camino de colaboración y beneficio mutuo. La apropiación cultural no es solo un problema ético, sino también un riesgo legal.

 

¿Estás considerando incorporar elementos culturales en tu próximo proyecto? En Re Mente, podemos ayudarte a hacerlo respetando los derechos y tradiciones de las comunidades. ¡Hablemos!

Foto portada: Foto de Felipe Mendoza en Unsplash